¡Feliz Navidad!
De corazón, humildemente y sobrepasado por el acontecimiento, os deseo a todos una feliz celebración del nacimiento de nuestro Señor. Navidad, un niño que nace. El niño-dios. Un misterio. Los niños, los vuestros, con la alegría de regalar y de amar, llevarán un detalle a casa. Lo hemos hecho con amor y con toda la ilusión que hay en el corazón de un niño. Un tesoro.
Por cierto, os invito a proteger a vuestros hijos de esta corriente "buenista" que nos disfraza la Navidad de esfuerzo: hay que ser bueno, hay que compartir, hay que perdonar, hay que llevarse bien con todo el mundo y sonreír ininterrumpidamente hasta las agujetas... no es así. Si ser cristiano es una exigencia, yo dimito; si la fe es un esfuerzo, ¡para! que yo me bajo. ¿Cómo celebrar el esfuerzo y la exigencia?
Navidad es tiempo de GRACIA, es un regalo de DIOS, es la gratuidad hecha carne. Con su ayuda, con su Espíritu, con su Gracia sí puedo amar, compartir, perdonar. Con mi esfuerzo... sólo con mi esfuerzo... me canso muy pronto y llego hasta donde llego. Personalmente, a la vuelta de la esquina. Pero si Dios está conmigo, entonces el límite no existe: entonces, soy infinito.